TEMA 4. La gestión del espacio, tiempo y los recursos materiales. La organización de la jornada escolar.
Para que el alumno se presente en la escuela con ganas de estudiar y de aprender algo nuevo cada día, hay que crear un ambiente en ella que propicie al sujeto y que le invite al trabajo. De lo contrario, estaremos antes un alumno o alumnos, cuyo interés por aprender y por los estudios, es nulo y por lo tanto, tendrá una actitud muy poco participativa en las clases.
Las medidas que podemos tomar para que esto no ocurra son algunas como: la organización del espacio, de los materiales, de las materias o asignaturas en el tiempo, etc.
Todo esto es muy importante por que la escuela, o la clase, son el marco físico donde se desarrolla el proceso de aprendizaje de los niñ@s.
Las estructuras que se deben de seguir para organizar dichas actividades, deben de ser ampliables, adaptables, variadas, flexibles, comunicables... entre otras.
Así también, el marco exterior que rodea al centro de aprendizaje es muy importante. Cosas a tener en cuenta en este aspecto, como por ejemplo, la ubicación del colegio, la orientación y la estructura.
En la organización del aula es muy importante el espacio (como bien hemos dicho antes). Pues los niños necesitan moverse, interactuar. A su vez, esta tiene que estar limpia y ordenada para crear una atmósfera limpia y segura. La organización es un factor que debe de estar presente en todas las aulas; la diversión y el espacio no deben ser sinónimo de desorden y además, los niños están muy pendientes de eso y les será más fácil y cómodo trabajar en un área limpia y ordenada que en una desordenada y sucia.
La decoración también es muy importante y debe de cambiar conforme van pasando los años y dependiendo del tema que estemos tratando con los niños en el momento.
Los horarios son elaborados por el jefe de estudios y son el instrumento a través del cual se distribuye la jornada escolar de cada día.
Muchos consideran que a veces, los horarios se hacen muy ''pesados'', sobretodo para los más pequeños. La personalidad de los más pequeños (a esa edad en la que aún se está en infantil o primeros cursos de primaria) no les permite estar encerrados en una clase durante 8 horas y únicamente tener un descanso de media entre 4 horas y 4 horas para almorzar etc.
No hace mucho, se implantó en nuestro país la llamada ''jornada intensiva''. Anteriormente esta no existía y teníamos una jornada partida que te hacía volver al colegio por las tardes.
La jornada continua antes era una opción reducida y limitada a los institutos, pero en los últimos cinco años ha aumentado de forma significativa en los centros de Infantil y Primaria de nueve CCAA.
Con su proliferación en la escuela pública (en la privada y concertada se mantiene la jornada partida, con clases de mañana y tarde), se han extendido también los enfrentamientos entre sus partidarios y detractores, que esgrimen todo tipo de argumentos alabando las virtudes de uno u otro horario. Los profesores defienden la jornada continua porque mejora sus horarios, mientras que las asociaciones de padres suelen reivindicar la jornada partida porque hay pocos trabajos que permitan tener la tarde libre para estar con los hijos.
Los gobiernos autonómicos se encogen de hombros e insisten en que el paso de la jornada partida a la continua se decide en cada centro tras votarlo profesores y padres. Pero fuentes de dentro de la Administración admiten que les viene muy bien la jornada intensiva "porque a la larga puede suponer un ahorro en comedor, luz, calefacción y personal, y, como complace a los sindicatos, ayuda a lograr la paz social".
Pocos son los que cuestionan la generalización de la jornada continua en los institutos. Pero hay bastantes discrepancias en relación a los colegios. Sus defensores dicen que en las horas de después de comer los niños están cansados y no rinden igual y que dar todas las clases seguidas por la mañana mejora el rendimiento y la disciplina. Además, les permite ir a comer a casa, con el consiguiente ahorro para las familias. Tienen, así, la tarde libre para hacer otras cosas, sobre todo si los padres disfrutan de un horario compatible o no trabajan. Por otro lado, en la mayoría de los centros las instalaciones siguen abiertas para quien quiera utilizarlas.
"Estamos a favor de la jornada continua, pero se debe asegurar que los centros estén abiertos por la tarde y que permanezcan el comedor, las actividades extraescolares y otros servicios complementarios", recalca Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO.
Precisamente son el comedor y las extraescolares lo que más preocupa a los críticos con la jornada continua, que temen que estos servicios acaben desapareciendo de los colegios públicos con la excusa de que menos niños los usan porque se van a casa a comer.Jesús Salido, presidente de la Ceapa, añade más desventajas: "Se reducen las horas de patio y recreo y la socialización resulta perjudicada. El horario se comprime y eso supone que aumentan los deberes para casa. Los niños acaban pasando la tarde solos porque esta jornada es muy difícil de compaginar con los horarios laborales de los padres".
¿Qué opinan los científicos? Hay estudios a favor y en contra. El último, realizado por investigadores de la Universidad de Oxford en 32.000 estudiantes británicos de entre 14 y 16 años, señala que retrasar el comienzo de las clases a las 10.00 de la mañana, en vez de empezar a las 9.00, provoca "mejora del aprendizaje, la conducta, el rendimiento y, en último término, las notas". La investigación critica de forma indirecta la jornada intensiva, que supone en muchos casos adelantar a las 8.00 horas la entrada en el aula.
Los materiales, sin la existencia de los mismos, no se plantearía la problemática de su
organización. Una mínima proporción de ellos en los centros tampoco exigiría una especial preocupación por el tema.
Si hablamos de organizar los recursos, es porque estos tienen una
existencia real y cada vez más patente, cuantitativa y cualitativamente, y
porque su aprovechamiento no es suficiente en la mayoría de los casos.
Los recursos materiales o instrumentales son muy variados.
Los recursos materiales de un centro deben ser suficientemente abundantes
y variados, para acomodarse a la utilización por diferentes usuarios
y a la consecución de diferentes objetivos didácticos.
Para que los recursos materiales sean fácilmente asequibles, sin perdidas
de tiempo y de esfuerzo en su localización, es necesario que se clasifiquen,
se cataloguen y se coloquen en lugares adecuados.
Para el uso de algunos recursos no son necesarios unos espacios especialmente
acondicionados. Un mapa, una lámina, unos libros, unas fichas
pueden usarse en un espacio de aula normal.
Hay otros materiales, como los audiovisuales, que requieren condiciones
especiales del espacio en el que van a utilizarse. Requieren, en
general, posibilidad de oscurecimiento y acondicionamiento acústico.
Otros, como el material de laboratorio, también requieren condiciones
especiales, ya que las experiencias y prácticas exigen el uso de agua, de
substancias diversas, de equipos y mobiliario resistentes y adecuados al
manejo de mecheros de gas, de sustancias tóxicas, etc.
Así pues, los espacios deben estar adaptados a las condiciones de uso
de los diferentes recursos materiales, con un doble objetivo: 1°) contribuir,
ofreciendo las mejores condiciones de uso, al aprendizaje de los
alumnos y 2º) conservar los materiales en su ambiente adecuado, y debidamente
ordenados, para evitar su pérdida o deterioro.
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